La verdad es que no me esperaba que la reunión fuese así de bien. Mi reputación me precede, no hay duda. Lo que en un principio había sido un mero acto de rebeldía acabó transformándose en un nuevo comienzo.
Mejor empiezo por el principio. Durante mucho tiempo me dediqué al simple “ir y venir” con mi nave, paseando por la galaxia, encontrando lugares nuevos y distantes y cobrando pingües beneficios por ello, cierto incidente me afectó demasiado como para volver a ir hacia lo desconocido. Y durante bastante tiempo me dediqué exclusivamente al servicio de taxi. Llevar a ricachones del punto A al punto B a cambio de unos míseros créditos. Pero resulta que en uno de esos viajes me surgió una oportunidad de esas “únicas” que se dan una vez en la vida… y la aproveché.
El caso fue que una comitiva de políticos tenía que llegar a una celebración (o una inauguración, o un congresoo lo que sea que hacen los políticos para seguir viviendo del cuento a costa del trabajo de la gente) en otro sistema. Con mi nave podría lograr llegar al sitio en unos míseros 6 saltos y la verdad es que no pagaban mal (400.000 créditos por un viajecito sencillo… una ganga). Pero como buenos políticos que eran, nada más salir de la estación empiezan con sus exigencias… que si quieren comida de nosequé, que si quieren sistemas de nosecuanto, que si para acompañar el viaje necesitan vino de nosedonde… vamos, que 15 saltos después, a causa de cumplir sus exigencias, no sólo no he llegado al destino, sino que me encuentro más lejos aún de donde empecé.
Y por eso mismo, cuando ya estábamos a dos saltos de llegar al punto final y me salta un aviso en el sistema de mensajes, lo primero que pensé fue: “… otra exigencia más de los capullos estos”, lo siguiente fue: “pues sí que tienen aguante… que les he metido somníferos para parar un targoide”, y lo último fue: “decidido, no vuelvo a llevar políticos en mi vida”. Entonces lo leo y me quedo de piedra… decía el mensaje (textualmente): “Comandante, usted no me conoce, pero yo a usted sí, y sé la carga que lleva. Podemos hacer negocios. Si le interesa ganar créditosp uede hacer una paradita en X y ya nos encargamos nosotros de su carga… siempre hace falta mano de obra en las minas”.
Vamos… que un desconocido me está diciendo de coger a los políticos y transformarlos en esclavos para trabajar en las minas. A mi, que soy un hombre honrado, me hace una oferta así… me pagarán10 millones de créditos a cambio de esos políticos. Fue totalmente indignante.¿Pero quién se creen que soy? ¿10 millones por entregar a unos políticos a unos tratantes de esclavos? ¿10 millones por eso? ¿Obligar a unos políticos a trabajar a base de látigo y dolor? ¿Hacer que unos políticos sufran en sus carnes lo que sus políticas hacen con la gente de a pie? ¿Y por 10 millones? Se ve que esa gente no me conoce en absoluto... ¡¡¡Yo lo haría gratis!!!
Así que ni corto ni perezoso enfilo a la dirección que me dan, entrego los políticos y me largo de allí con una sonrisa en la cara y la satisfacción de un trabajo bien hecho.
Se acabó el ser “un buen chico”, a la con sus reglas, sus obligaciones, sus leyes. Y justo cuando estoy celebrándolo por todo lo alto, me aparece un tipo desconocido que me hace una oferta que no puedo rechazar, me instan a ingresar en una organización de luchadores por la libertad, amantes del libre comercio y fieles defensores de la lucha del oprimido contra las leyes opresoras del estado… puede que desde los círculos “autorizados” se les denomine contrabandistas y criminales, pero la verdad es que simplemente son gente que quiere llevar cosas a gente que pide esas cosas pero a la que los gobiernos no les dejan tener esas cosas. Y quieren que yo los ayude en su trabajo.
Así que nada, a ver que nos depara el futuro en esta nueva empresa de “luchadores por la libertad”. No sé qué opinará Eva (cuando fue lo de los políticos me dijo que había incumplido todos los principios del buen comerciante y que no volvería a dirigirme la palabra jamás… aunque a la media hora, cuando hicimos recuento de daños en los camarotes ocupados, reconoció que eran insufribles y que la esclavitud era poco para ellos), pero supongo que si se lo “vendo” bien, estará de acuerdo…llevaremos recursos escasos a gente que los necesita. El hecho de que esos recursos sean ilegales es lo de menos. Después de todo, lo importante es “que no te pillen”.
Mejor empiezo por el principio. Durante mucho tiempo me dediqué al simple “ir y venir” con mi nave, paseando por la galaxia, encontrando lugares nuevos y distantes y cobrando pingües beneficios por ello, cierto incidente me afectó demasiado como para volver a ir hacia lo desconocido. Y durante bastante tiempo me dediqué exclusivamente al servicio de taxi. Llevar a ricachones del punto A al punto B a cambio de unos míseros créditos. Pero resulta que en uno de esos viajes me surgió una oportunidad de esas “únicas” que se dan una vez en la vida… y la aproveché.
El caso fue que una comitiva de políticos tenía que llegar a una celebración (o una inauguración, o un congresoo lo que sea que hacen los políticos para seguir viviendo del cuento a costa del trabajo de la gente) en otro sistema. Con mi nave podría lograr llegar al sitio en unos míseros 6 saltos y la verdad es que no pagaban mal (400.000 créditos por un viajecito sencillo… una ganga). Pero como buenos políticos que eran, nada más salir de la estación empiezan con sus exigencias… que si quieren comida de nosequé, que si quieren sistemas de nosecuanto, que si para acompañar el viaje necesitan vino de nosedonde… vamos, que 15 saltos después, a causa de cumplir sus exigencias, no sólo no he llegado al destino, sino que me encuentro más lejos aún de donde empecé.
Y por eso mismo, cuando ya estábamos a dos saltos de llegar al punto final y me salta un aviso en el sistema de mensajes, lo primero que pensé fue: “… otra exigencia más de los capullos estos”, lo siguiente fue: “pues sí que tienen aguante… que les he metido somníferos para parar un targoide”, y lo último fue: “decidido, no vuelvo a llevar políticos en mi vida”. Entonces lo leo y me quedo de piedra… decía el mensaje (textualmente): “Comandante, usted no me conoce, pero yo a usted sí, y sé la carga que lleva. Podemos hacer negocios. Si le interesa ganar créditosp uede hacer una paradita en X y ya nos encargamos nosotros de su carga… siempre hace falta mano de obra en las minas”.
Vamos… que un desconocido me está diciendo de coger a los políticos y transformarlos en esclavos para trabajar en las minas. A mi, que soy un hombre honrado, me hace una oferta así… me pagarán10 millones de créditos a cambio de esos políticos. Fue totalmente indignante.¿Pero quién se creen que soy? ¿10 millones por entregar a unos políticos a unos tratantes de esclavos? ¿10 millones por eso? ¿Obligar a unos políticos a trabajar a base de látigo y dolor? ¿Hacer que unos políticos sufran en sus carnes lo que sus políticas hacen con la gente de a pie? ¿Y por 10 millones? Se ve que esa gente no me conoce en absoluto... ¡¡¡Yo lo haría gratis!!!
Así que ni corto ni perezoso enfilo a la dirección que me dan, entrego los políticos y me largo de allí con una sonrisa en la cara y la satisfacción de un trabajo bien hecho.
Se acabó el ser “un buen chico”, a la con sus reglas, sus obligaciones, sus leyes. Y justo cuando estoy celebrándolo por todo lo alto, me aparece un tipo desconocido que me hace una oferta que no puedo rechazar, me instan a ingresar en una organización de luchadores por la libertad, amantes del libre comercio y fieles defensores de la lucha del oprimido contra las leyes opresoras del estado… puede que desde los círculos “autorizados” se les denomine contrabandistas y criminales, pero la verdad es que simplemente son gente que quiere llevar cosas a gente que pide esas cosas pero a la que los gobiernos no les dejan tener esas cosas. Y quieren que yo los ayude en su trabajo.
Así que nada, a ver que nos depara el futuro en esta nueva empresa de “luchadores por la libertad”. No sé qué opinará Eva (cuando fue lo de los políticos me dijo que había incumplido todos los principios del buen comerciante y que no volvería a dirigirme la palabra jamás… aunque a la media hora, cuando hicimos recuento de daños en los camarotes ocupados, reconoció que eran insufribles y que la esclavitud era poco para ellos), pero supongo que si se lo “vendo” bien, estará de acuerdo…llevaremos recursos escasos a gente que los necesita. El hecho de que esos recursos sean ilegales es lo de menos. Después de todo, lo importante es “que no te pillen”.