[rol, exploración] Diarios de M. Volgrand

((OFF: Mi primera versión de estos diarios era algo más seria, y en inglés (están en galnetnews, la página fan) pero lo dejé porque me aburría escribiéndolos. Vamos a reirnos))

Estoy sudando.
Sudando como un puñetero pollo.

Recuerdo cuando me metí en una nave por primera vez, y alguien me dijo "deja el café, pásate al té helado". Pero yo lo ignoré, "qué estupidez", pensé. Seré gilipollas... En fin, qué deciros de mi: Me llamo Manuel Volgrand, pero todo el mundo me llama solo Volgrand. Hace tiempo me forré bastante, sobre todo en la guerra de Lugh junto a los independentistas. Pero como soy gilipollas, como dije antes, lo he perdido casi todo.

Actualmente, tengo una Cobra aparcada y la ASP explorer en la que vuelo. La tengo equipada para hacer minería y exploración y, como no me gusta ser un pato al que disparar, también tengo unos cañones "Burst Laser" muy decentes. Obviamente he tenido que ahorrar en sistemas, ¡estoy arruinado! Y claro, como soy gilipollas, decidí primero ahorrarme los Heat Sinks ("¿Para qué? Si me voy de explorador", me dije) y también el sistema de auto-reparación ("¡Anda, que lo voy a necesitar!").

Estoy ahora mismo a tresmil años luz de la civilización. Se me ha roto el sistema regulador de temperatura, y en mi cabina estoy a una media de 35 grados. Su puta madre. Y, por desgracia, el sistema de filtrado de agua deja un regustillo en la misma en el que prefiero no pensar. Así que mi única opción para disimularlo es...

Lo habéis adivinado. Puto café hirviente. Literalmente llevo una tonelada de café en polvo en la bodega.
Y no podía traerme una cafetera eléctrica como todo el mundo, ¡noooo! ¡El señor Volgrand es muy listo y se trajo una cafetera italiana antigua, y tenía que desviar el sistema de refrigeración para hacer una cocina térmica en la cabina!

Y aquí estoy, en un sistema que acabo de descubrir. Orbitando un maravilloso planeta de agua, de 0.99 veces la masa de la tierra y casi la misma gravedad, con una temperatura media de 17ºC, un infinito mar de agua potable y una atmósfera con un energetizante 70% de oxígeno. Y mi ordenador me está diciendo que debido a la temperatura los sistemas de aterrizaje planetario podrían fallar y quedarme atrapado si decido bajar.

Aquí estoy, mirando ese planeta, bebiéndome un café y planteándome una rápida, fresquita y placentera muerte por hiperoxigenación. Opción que cada vez me parece más tentadora.

Qué puto calor.

"Hazte piloto", dijeron, "será divertido", dijeron.

Como recuerde quién me dijo eso lo lanzo en una cápsula contra una estrella de neutrones.
 
Con un 70% de oxigeno en la atmosfera no es buen negocio ese planeta para alojar vida terrestre, la atmosfera correra riesgo de incendiarse a la minima si hay material combustible.
 
Suerte que la tonelada de cafe está en polvo, se de pilotos que llevaron una tonelada de cafe en grano, una cafetera italiana y que se olvidaron del molinillo para molerlo.
 
He encontrado una forma de refrescar la cabina. Funciona bastante bien, la verdad, aunque es algo radical. Recuerdo que cuando era niño bajé a no recuerdo qué planeta de Lugh, y disfruté como nunca montado en un coche con la ventanilla bajada. Os sonará raro, pero cuando naces y te crías en una estación espacial, estas cosas te marcan.

El caso es que para refrescar la cabina debo seguir estos pasos:

-Ponerme el casco del traje de soporte vital.
-Desactivar el sistema de soporte de la cabina.
-Abrir la exclusa.
-Esperar unos segundos hasta que deje de haber ruido.
-Cerrar la exclusa, reactivar sistema de soporte y quitarme el casco.
-Disfrutar de cuatro minutos de los doscientos grados bajo cero.

Me llamaron loco cuando dije, de niño, que viajaría por el espacio con la ventanillas bajadas. ¡Ja! ¿Quién es el loco ahora, eh? Piltrafillas. Pues con este sistema llevo viajados dosmil años luz, he descubierto un par de sistemas llenísimos de asteroides metálicos, y he visto una estrella de neutrones de cerca. Loco, decían... ¡si hasta, haciendo minería, atrapé un pedazo de painita con la mano! Claro, que en la cabina no tengo una refinería... ¡pero qué importa! Esto es una pieza de coleccionista, os lo digo yo.

Hay un repiqueteo metálico a mi lado.

—Pues yo creo que deberías dar la vuelta.

Me giro despacio para ver a mi interlocutor. Este me devuelve el geto abriendo y cerrando su metálica boca, al tiempo que emitía nubes de vapor con cada sílaba.


—Tu nave está chunga, tío, en cualquier momento te peta. Debeía volver.

Vuelvo a mirar hacia adelante. Asteroides. Asteroides que minar, esa es la clave.


—Tío, no me ignores, yo creo que...

—Calla. Eres una cafetera. Tú no puedes hablar.

—¡Qué dices, tío! ¡Soy Lavigny Duval!

—Encima chistosa, no te jode...

—Eh, el que está loco eres tú.

Mi drone prospector me dice que ya no queda nada de valor en el asteroide. Me giro y busco otro interesante con la mirada, mientras preparo el siguiente prospector. La refinería me avisa de que otra tonelada de oro ha sido procesada. Una alarma avisa de que hay una filtración de combustible de hidrógeno en la cabina, pero no hay problema, bajaré las ventanillas y punto. Total, ¿qué tiene de malo un poco de hidrógeno? Eso está en el agua.

El prospector llega. Uranita. Menos da una piedra... oye, esto podría dar para un chiste por el tema de minar asteroides y tal... pero da igual, Me dirijo hacia allí preparando los lasers mineros.

A mi lado oigo a la cafetera enrroscarse y desenrroscarse cuando mira alternativamente hacia el espacio o hacia mi. La miro durante un segundo antes de hablar.


—Al menos cántame algo, ¿no?


—Había una vez un barquito chiquitiiitooo, había una vez, un barquito chiquitiiitooo

—¿En serio, tío?

—¡Que no podía que no podía que no podía navegar! ¿Sabes por qué? —acabó con su repiqueteo metálico.

—Me voy a arrepentir de preguntarlo —dije —. Dime.

—¡¡ASTEROIDES!!

Miré hacia adelante y entonces vi el desastre: dos asteroides había chocado, reventando los dos y lanzando trozo de roca a toda velocidad. Grité. La cafetera gritó. Le di a los mandos y retrocedí a toda velocidad... pero de nada sirvió. Los primeros cinco impactos me dejaron sin escudos. Otros dos cayeron sobre mi cuando me daba la vuelta para darle al turbo. El último me dio de lleno en algún punto de la panza de la nave.

Unos segundos después salimos del campo de asteroides y respiramos aliviados. ¡Había estado cerca!


—¡Esta nave es la hostia! —grité —. ¡Mira lo que ha aguantado!

—Eh... Volgrand tío —dijo Cafetera.

—¿Qué?

Pero no hizo falta que dijera nada. Frente a mi, dos avisos en rojo de la computadora decían:
"MOTOR FRAMESHIFT: DAÑO CRITICO. DESACTIVADO".
"MOTORES DAÑADOS: DESACTIVACIÓN DE EMERGENCIA. TIEMPO ESTIMADO PARA REACTIVACIÓN, UNA HORA".

Creo que no puedo describir la cara que se me debió quedar.


—Bueno, ya qué más podía salir mal.


El repiqueteo metálico precedió a la respuesta.


—Pues que te has pasado frenando y estamos metiéndonos otra vez en el campo de asteroides. Sin motores.

Su puta madre. "Hazte piloto", dijeron.
 
Back
Top Bottom