[/OFFROL: Historia basada en hechos reales dentro de juego]
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Sistema HIP 69783 – Luna 4A. Colonia residencial
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Las luces térmicas iban realzándose poco a poco a medida que la luz menguaba a través de los cristales que protegían la colonia de la atmósfera exterior. Harrin terminó de recoger algunas de las plantas del jardín hidropónico que acompañarían la cena de esa noche sin dejar de observar a su hija, Dorothy, la cual jugaba entre las parcelas.
- ¡No, no! - exclamaba la pequeña a su muñeca. -¡Nada de pisar las verduras! ¡Ya lo sabes, Nina!
Su padre sonrió. Tras la guerra que les había obligado a huir y buscar un nuevo hogar había considerado el irse a un planeta habitable. Su formación le abría muchas puertas dentro del sector pero en momentos como aquel no envidiaba a los que vivían en ellos: la masificación de aquellos lugares, las estrictas normas sociales...
“No - pensó – Quizá cuando Dorothy sea adulta si es lo que ella desea. Ahora mismo prefiero verla crecer fuera del entorno estresante de las grandes ciudades, viviendo acorde a nuestras creencias. Incluso si tiene que ser en una roca como esta”.
Echó un vistazo a su mujer sentada en la aero-mecedora del porche de la caseta observando plácidamente cómo desaparecían los anillos del gran planeta marrón que orbitaba en el horizonte. Harrin sabía que era su momento preferido del día.
Volvió a sonreír y buscó de nuevo a la niña con la mirada.
- ¿Dorothy? ¡Dorothy! “¿Dónde se habrá metido esta vez?” - pensó.Resopló negando con la cabeza y recogió el cesto metálico dispuesto a darse otra caminata en su búsqueda.
- ¡Dorothy! - gritó de nuevo - ¡Hora de cenar! ¡Seguro que Nina se muere de hambre!Al no ver a la pequeña miró de nuevo a su esposa. Ella se levantó y empezó a caminar.
- ¡Dorothy!
Había oscurecido y las luces de la “granja” brillaban con intensidad. Parecía un enjambre de libélulas gigantes vigilando un inmenso bosque en miniatura. Harrin y su esposa, preocupados, se movían rápidamente por los zigzagueantes pasillos que conformaban las parcelas de hidroponia. La mujer se agachó para recoger a Nina, la muñeca de Dorothy, del suelo.
Harrin dejó la cesta en el suelo y comenzó a correr sin ni siquiera darse cuenta.
- ¡Dorothy! - seguía exclamando sin dejar de correr. Miró con alarma alrededor y ¡ahí estaba! La niña se encontraba de pie, en uno de los pasillos de la zona arbolada, quieta. Se giró hacia su padre sin mover los pies.
Al girarse para mirar hacia dónde señalaba la pequeña se quedó sin respiración. En el exterior de la cúpula las estrellas dibujaban la silueta de un grupo de naves que se dirigían directamente hacia la colonia.
“¿Qué habrá pasado para que venga alguien aquí a estas horas?”. Cogió a Dorothy en brazos y siguió observando con atención mientras el grupo se acercaba a gran velocidad. Frunció el ceño y se esforzó por reconocer los escudos sin éxito. Entonces se dió cuenta: no llevaban ninguno. “¡Naves de combate federales!”
- ¡¡Donna!! ¡¡Haz sonar la alarma!! ¡¡Donna!
La mujer apareció de entre los árboles exhausta a la par que aliviada por ver a su hija. Después miró hacia al cielo y, espantada por lo que veía, comenzó a correr junto a su marido hacia la casa.
Harrin, sin dejar de correr no podía dejar de pensar. Había oído el rumor de que la Federación contaba con mercenarios para atacar los sistemas controlados por Corsarios de Heimdal y así hacerse con el control de la zona. Siempre pensó que se trataba de un bulo y ahora... ¡ahí estaban! ¡Naves sin identificar atacando una zona residencial! ¡Era absurdo!
Dorothy lloraba en los brazos de su padre que corría ignorando los gritos de la niña.
- ¡Nina! ¡Nina está en el suelo! - sollozaba amargamente.
La mujer corría desesperada. La trenza del pelo se le había desecho y el largo cabello cobrizo se enredaba salvajemente entre sus brazos.
Donna vió la brillante luz azul que iluminaba el cajetín de la alarma que alertaría a toda la Colonia. Con un poco de suerte tendrían tiempo de ponerse a salvo.
Ya quedaba menos. Estiró el brazo, abrió el cajetín....
Una luz de un blanco intenso brilló en el cielo desfigurando su silueta.
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Sistema HR 5307 – Estación Hopkins Enterprise
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El almirante de Corsarios de Heimdal se encontraba sentado en el escritorio de su despacho, dentro del cuartel general. Tenía la cara hundida entre sus manos, justo sobre un documento que enumeraba las bajas civiles producidas durante los últimos días en varios de los sistemas bajo su protección. El peor parado había sido aquél al que ellos coloquialmente llamaban “sistema seis-nueve”.
“Creí que ahí estarían a salvo...- pensó con rabia y tristeza - ¡Maldita sea!” exclamó en su cabeza mientras estampaba el pisapapeles de su escritorio contra el cristal blindado del habitáculo.
Se puso en pie bruscamente y tras frotarse el rostro observó el vacío que se extendía a través de la mampara. “ A veces pienso que la gente de Isinor está realmente maldita”.
Un suave pitido interrumpió sus pensamientos.
- Señor, el vicealmirante Fidel espera para hablar con usted – dijo una suave voz femenina.
En una silla, justo en frente del escritorio, se materializó la réplica holográfica del comandante.
- Señor...
El almirante se tapó completamente el rostro tratando de serenar su rabia y pesar antes de contestar. Tras una larga inspiración comenzó a hablar.
- ¿Recuerdas la incursión de Isinor que hizo que nos instaláramos aquí? - Fidel asintió en silencio – Lo hicimos por ellos. Trajimos a todos los supervivientes que pudimos. Luego fundamos oficialmente Corsarios de Heimdal con el objetivo de construir un hogar para todos aquellos que por sus ideales o creencias no tenían cabida en ninguno de lo territorios de las facciones mayores. A ellos especialmente, cada poco tiempo los reinstalábamos para ocultarlos. Son un pueblo pacífico pero debido a su religión, y a sus reliquias, siempre han sido perseguidos.
El vicealmirante asintió y desapareció del asiento.
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Sistema HIP 69783 – Luna 4A. Ruinas de la Colonia residencial. 3 días después...
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El almirante bajó las escaleras de la nave con solemnidad y miró con tristeza a su alrededor. El paraje era desolador. Prácticamente el poblado entero había sido carbonizado. Ahí se encontraban los restos y las cenizas de los que habían sido los hogares de cientos de personas.
Se dirigió hacia uno de los pocos porches que aún quedaban en pie pensando en cómo iba a dirigirse a los familiares y amigos de todas y cada una de las personas que habían desaparecido para siempre.
Los altos mandos, cargos políticos y diplomáticos de la facción, ataviados con el uniforme de luto, permanecieron de pie junto a su superior. Detrás de la multitud, destacaba una pantalla gigante holográfica que en ese momento mostraba el escudo de la religión de Isinor sobre un fondo también negro.
En la parte derecha de la pantalla se alcanzó a ver una foto de familia donde se encontraban Donna, Harrin y la pequeña Dorothy sonriendo sobre el porche de una caseta de refugiados justo antes de que cambiara a otra de una pareja de jóvenes pilotando un Rover.
Aken subió los destrozados escalones, observó el triste semblante de sus compañeros y alzó la mirada. Justo frente a él se encontraban cientos de personas. Algunas cabizbajas, otras con el rostro alzado en una expresión mezcla del orgullo, la ira y la pena. La mayoría lloraban. Y a pesar de todo, lo único que se alcanzó a oír en el valle hasta ese momento fue el sonido de los tacones del alto mando de Corsarios al detenerse sobre los restos del refugio.
- Hoy, nos encontramos todos aquí para conmemorar a las víctimas de los hechos acaecidos los pasados 29, 30 y 31 de marzo de 3303, días que quedarán grabados para siempre en nuestra historia.
Un grupo armado de naves sin identificar atacaron a toda clase de civiles, tanto en Colonias como en sus naves, en varios de los sistemas que se encuentran bajo nuestra protección y cuidado. Eran comerciantes, médicos, pilotos de combate, mineros... Pero también eran familiares y amigos. Personas honradas y buenas cuyo único crimen había sido pensar por sí mismas y construir algo propio.
Habían confiado en nosotros, Corsarios de Heimdal, y les hemos fallado tanto a ellos como a todos vosotros - hizo una pausa -
Sé que merecéis saber los nombres de los responsables pero lo único que sabemos con seguridad es que la Federación es la causante. El motivo ha sido el de siempre: el ansia de poder, de tierras y de recursos. Pero vosotros sabéis bien de lo que hablo. El pueblo de Isinor ha conocido más sufrimiento que la mayoría, vuestra historia está repleta de la sangre de los vuestros. “Sacrificios” los llama la gente que ansía el poder o... más burdamente “daños colaterales”. Pero para todos nosotros son pérdidas; mentes y almas irreemplazables que enriquecen e iluminan esta gran oscuridad en la que nos atrevemos habitar. Los actos de cobardía orquestados por la Federación sólo pueden catalogarse de masacre. Aniquilan a inocentes, destruyen mercados y granjas y llenan nuestros hogares de gente sin escrúpulos que vive a costa de la miseria de los honrados.
Hasta hoy habíamos sido cautos, nuestro armamento siempre había sido para la defensa, jamás para el ataque. Pero si queremos construir ese hogar con el que soñamos no nos están dejando otra opción más que la de luchar por lo que nos hemos ganado con el sudor y la sangre de nuestra gente
- ¡Estamos hartos de ellos! – Aken calló un momento ante las expresiones de indignación y los murmullos de aprobación de los oyentes -
- Nuestro objetivo sigue siendo el de siempre: -continuó - crear un lugar donde vivir. Un lugar donde lo único obligatorio sea el respeto hacia las personas y la libertad de credo – el murmullo comienza a alzarse y algunas de las personas se ponen en pie – Un lugar donde cada persona pueda decidir sin miedo qué rumbo tomar.
¡Ese siempre ha sido nuestro sueño! ¡Lo acontecido aquí en estos últimos días no ha hecho más que afianzar aún más ese deseo!
Desde aquí hacemos un llamamiento a todos los pilotos independientes así sean comerciantes, mineros, exploradores o combatientes, porque todos tienen un importante papel que cumplir en esta pequeña zona de la galaxia independiente que llamamos hogar.
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* Nauto es un ser fantástico que deriva de la antigüa leyenda de Papá Nöel. Según la religión de Isinor se trata de un espíritu benévolo y paternal que se extiende y ramifica entre las estrellas los días de Irdin. Se le considera un guía, protector y mensajero y deja regalos a los niños. A veces son juguetes, otras son consejos, acertijos, mensajes de seres queridos, palabras de consuelo o de ánimo escritos en las paredes de las casas, o materiales que ayudan a los niños a seguir por un camino de vida que crean tener claro.
Se oculta muy bien, pero si prestas atención a veces su silueta puede verse descendiendo en silencio desde el vacío y las diminutas estrellas del cielo exterior.
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Sistema HIP 69783 – Luna 4A. Colonia residencial
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Las luces térmicas iban realzándose poco a poco a medida que la luz menguaba a través de los cristales que protegían la colonia de la atmósfera exterior. Harrin terminó de recoger algunas de las plantas del jardín hidropónico que acompañarían la cena de esa noche sin dejar de observar a su hija, Dorothy, la cual jugaba entre las parcelas.
- ¡No, no! - exclamaba la pequeña a su muñeca. -¡Nada de pisar las verduras! ¡Ya lo sabes, Nina!
Su padre sonrió. Tras la guerra que les había obligado a huir y buscar un nuevo hogar había considerado el irse a un planeta habitable. Su formación le abría muchas puertas dentro del sector pero en momentos como aquel no envidiaba a los que vivían en ellos: la masificación de aquellos lugares, las estrictas normas sociales...
“No - pensó – Quizá cuando Dorothy sea adulta si es lo que ella desea. Ahora mismo prefiero verla crecer fuera del entorno estresante de las grandes ciudades, viviendo acorde a nuestras creencias. Incluso si tiene que ser en una roca como esta”.
Echó un vistazo a su mujer sentada en la aero-mecedora del porche de la caseta observando plácidamente cómo desaparecían los anillos del gran planeta marrón que orbitaba en el horizonte. Harrin sabía que era su momento preferido del día.
Volvió a sonreír y buscó de nuevo a la niña con la mirada.
- ¿Dorothy? ¡Dorothy! “¿Dónde se habrá metido esta vez?” - pensó.
- ¡Dorothy! - gritó de nuevo - ¡Hora de cenar! ¡Seguro que Nina se muere de hambre!
- ¡Dorothy!
Había oscurecido y las luces de la “granja” brillaban con intensidad. Parecía un enjambre de libélulas gigantes vigilando un inmenso bosque en miniatura. Harrin y su esposa, preocupados, se movían rápidamente por los zigzagueantes pasillos que conformaban las parcelas de hidroponia. La mujer se agachó para recoger a Nina, la muñeca de Dorothy, del suelo.
- ¡Harrin! - exclamó sofocada mientras se la mostraba a su marido con una expresión de pánico.
Harrin dejó la cesta en el suelo y comenzó a correr sin ni siquiera darse cuenta.
- ¡Dorothy! - seguía exclamando sin dejar de correr. Miró con alarma alrededor y ¡ahí estaba! La niña se encontraba de pie, en uno de los pasillos de la zona arbolada, quieta. Se giró hacia su padre sin mover los pies.
- ¡Papi! - exclamó Dorothy señalando al cielo - ¡Nauto!*
- Cariño... - respondió aliviado arrodillándose para abrazar a su hija - ¿Por qué no venías? Nos tenías muy preocupados...
- ¡Nauto! - seguía exclamando, riendo, señalando mientras su padre la sostenía entre sus brazos.
- Cielo... Nauto está dormido, ya lo sabes. Todavía no vie...
Al girarse para mirar hacia dónde señalaba la pequeña se quedó sin respiración. En el exterior de la cúpula las estrellas dibujaban la silueta de un grupo de naves que se dirigían directamente hacia la colonia.
“¿Qué habrá pasado para que venga alguien aquí a estas horas?”. Cogió a Dorothy en brazos y siguió observando con atención mientras el grupo se acercaba a gran velocidad. Frunció el ceño y se esforzó por reconocer los escudos sin éxito. Entonces se dió cuenta: no llevaban ninguno. “¡Naves de combate federales!”
- ¡¡Donna!! ¡¡Haz sonar la alarma!! ¡¡Donna!
La mujer apareció de entre los árboles exhausta a la par que aliviada por ver a su hija. Después miró hacia al cielo y, espantada por lo que veía, comenzó a correr junto a su marido hacia la casa.
Harrin, sin dejar de correr no podía dejar de pensar. Había oído el rumor de que la Federación contaba con mercenarios para atacar los sistemas controlados por Corsarios de Heimdal y así hacerse con el control de la zona. Siempre pensó que se trataba de un bulo y ahora... ¡ahí estaban! ¡Naves sin identificar atacando una zona residencial! ¡Era absurdo!
Dorothy lloraba en los brazos de su padre que corría ignorando los gritos de la niña.
- ¡Nina! ¡Nina está en el suelo! - sollozaba amargamente.
- ¡¡¡¡Donna!!!! ¡¡¡¡La alarma!!!! ¡¡¡Rápido!!!
La mujer corría desesperada. La trenza del pelo se le había desecho y el largo cabello cobrizo se enredaba salvajemente entre sus brazos.
Donna vió la brillante luz azul que iluminaba el cajetín de la alarma que alertaría a toda la Colonia. Con un poco de suerte tendrían tiempo de ponerse a salvo.
Ya quedaba menos. Estiró el brazo, abrió el cajetín....
Una luz de un blanco intenso brilló en el cielo desfigurando su silueta.
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Sistema HR 5307 – Estación Hopkins Enterprise
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El almirante de Corsarios de Heimdal se encontraba sentado en el escritorio de su despacho, dentro del cuartel general. Tenía la cara hundida entre sus manos, justo sobre un documento que enumeraba las bajas civiles producidas durante los últimos días en varios de los sistemas bajo su protección. El peor parado había sido aquél al que ellos coloquialmente llamaban “sistema seis-nueve”.
“Creí que ahí estarían a salvo...- pensó con rabia y tristeza - ¡Maldita sea!” exclamó en su cabeza mientras estampaba el pisapapeles de su escritorio contra el cristal blindado del habitáculo.
Se puso en pie bruscamente y tras frotarse el rostro observó el vacío que se extendía a través de la mampara. “ A veces pienso que la gente de Isinor está realmente maldita”.
Un suave pitido interrumpió sus pensamientos.
- Señor, el vicealmirante Fidel espera para hablar con usted – dijo una suave voz femenina.
- Adelante.
En una silla, justo en frente del escritorio, se materializó la réplica holográfica del comandante.
- Señor...
- Vicealmirante... - El almirante se dio la vuelta y tomó asiento en el lado opuesto.
- Traigo malas noticias - Aken suspiró.
- Y yo que pensaba que venías a proponerme una fiesta... - contestó abatido.
- Lo lamento – contestó Fidel con seriedad.
- No hace falta que seas tan formal, ya lo sabes.
- Lo sé – dijo esbozando una disimulada sonrisa.
- Adelante entonces.
- Hemos conseguido recuperar la seguridad en seis-nueve, aunque las bajas han sido considerables.
- ¿Cuanta gente...?
- El 33% de la población civil, señor - Aken volvió a frotarse el rostro-
- Señor, entiendo la gravedad de la situación pero ¿ocurre algo que yo deba saber?
El almirante se tapó completamente el rostro tratando de serenar su rabia y pesar antes de contestar. Tras una larga inspiración comenzó a hablar.
- ¿Recuerdas la incursión de Isinor que hizo que nos instaláramos aquí? - Fidel asintió en silencio – Lo hicimos por ellos. Trajimos a todos los supervivientes que pudimos. Luego fundamos oficialmente Corsarios de Heimdal con el objetivo de construir un hogar para todos aquellos que por sus ideales o creencias no tenían cabida en ninguno de lo territorios de las facciones mayores. A ellos especialmente, cada poco tiempo los reinstalábamos para ocultarlos. Son un pueblo pacífico pero debido a su religión, y a sus reliquias, siempre han sido perseguidos.
- ¿Cuantos de los supervivientes había exactamente?
- Algo más de 3000 personas... - dijo casi en un murmullo.
- Entiendo – contestó tras un breve silencio - Lo... siento, señor. No lo vi venir.
- No... Nadie lo vio venir. Siempre los había tenido dispersos – su tono reflejaba indignación - No sé por qué se me ocurrió juntarlos a todos en un mismo sistema. Era un sistema vacío, pequeño... sin ni un mísero federal en su interior – volvió a frotarse el rostro – Confiaban en mí y les he fallado.
- ¿Cree que el ataque ha tenido algo que ver con los refugiados?
- No, no lo creo. ¡Y eso es lo que más me...! - se calló reprimiendo dar un golpe sobre la mesa a la par que se ponía en pie para mirar de nuevo a través del cristal. Volvió a serenarse - Que haya sido por algún tipo de venganza personal hacia nosotros.
- Puede que sea por otra cosa. A eso había venido, señor. Las facciones federales comerciales de la zona que llevaban años inactivas están empezando a moverse alrededor y a atacar nuestros sistemas. No entendemos por qué. No hay nada de interés aquí y esta zona está muy alejada de su territorio principal.
- Yo sí lo entiendo – Aken apretó la mandíbula - El fundador de Corsarios creía que estando tan lejos de las zonas de influencia de las grandes potencias estaríamos tranquilos. Pero a veces parece que miles de sistemas no les basta. Parece que quieran conquistar toda la galaxia.
¡Siempre igual! – escupió con desprecio – En cuanto encuentran a un adversario contra el que no tiene posibilidades, o simplemente alguien no está de acuerdo con sus ideales, atacan a cualquiera sin miramientos con naves sin identificar, o contratan a mercenarios y piratas que les haga el trabajo sucio. Y luego alardean de que siempre van de cara. ¡Con eso pretenden hacer creer a las masas que no realizan operaciones inmorales o clandestinas! - bufó - Panda de cobardes...
¡Siempre igual! – escupió con desprecio – En cuanto encuentran a un adversario contra el que no tiene posibilidades, o simplemente alguien no está de acuerdo con sus ideales, atacan a cualquiera sin miramientos con naves sin identificar, o contratan a mercenarios y piratas que les haga el trabajo sucio. Y luego alardean de que siempre van de cara. ¡Con eso pretenden hacer creer a las masas que no realizan operaciones inmorales o clandestinas! - bufó - Panda de cobardes...
- Siempre ha sido así y lo sabe
- ¡También sé que no se puede conquistar toda la galaxia! – gritó con furia girándose bruscamente hacia el holograma –
Esto no va a quedar así - susurró inclinándose sobre el escritorio - Averiguaremos quien ha sido cueste lo que cueste. Te lo aseguro.
Esto no va a quedar así - susurró inclinándose sobre el escritorio - Averiguaremos quien ha sido cueste lo que cueste. Te lo aseguro.
- Y yo le aseguro que se hará lo que ordene.
- Instaura el bloqueo de seguridad y aplaca el caos de momento. Yo tengo muchas familias con las que hablar...
El vicealmirante asintió y desapareció del asiento.
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Sistema HIP 69783 – Luna 4A. Ruinas de la Colonia residencial. 3 días después...
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El almirante bajó las escaleras de la nave con solemnidad y miró con tristeza a su alrededor. El paraje era desolador. Prácticamente el poblado entero había sido carbonizado. Ahí se encontraban los restos y las cenizas de los que habían sido los hogares de cientos de personas.
Se dirigió hacia uno de los pocos porches que aún quedaban en pie pensando en cómo iba a dirigirse a los familiares y amigos de todas y cada una de las personas que habían desaparecido para siempre.
Los altos mandos, cargos políticos y diplomáticos de la facción, ataviados con el uniforme de luto, permanecieron de pie junto a su superior. Detrás de la multitud, destacaba una pantalla gigante holográfica que en ese momento mostraba el escudo de la religión de Isinor sobre un fondo también negro.
En la parte derecha de la pantalla se alcanzó a ver una foto de familia donde se encontraban Donna, Harrin y la pequeña Dorothy sonriendo sobre el porche de una caseta de refugiados justo antes de que cambiara a otra de una pareja de jóvenes pilotando un Rover.
Aken subió los destrozados escalones, observó el triste semblante de sus compañeros y alzó la mirada. Justo frente a él se encontraban cientos de personas. Algunas cabizbajas, otras con el rostro alzado en una expresión mezcla del orgullo, la ira y la pena. La mayoría lloraban. Y a pesar de todo, lo único que se alcanzó a oír en el valle hasta ese momento fue el sonido de los tacones del alto mando de Corsarios al detenerse sobre los restos del refugio.
- Hoy, nos encontramos todos aquí para conmemorar a las víctimas de los hechos acaecidos los pasados 29, 30 y 31 de marzo de 3303, días que quedarán grabados para siempre en nuestra historia.
Un grupo armado de naves sin identificar atacaron a toda clase de civiles, tanto en Colonias como en sus naves, en varios de los sistemas que se encuentran bajo nuestra protección y cuidado. Eran comerciantes, médicos, pilotos de combate, mineros... Pero también eran familiares y amigos. Personas honradas y buenas cuyo único crimen había sido pensar por sí mismas y construir algo propio.
Habían confiado en nosotros, Corsarios de Heimdal, y les hemos fallado tanto a ellos como a todos vosotros - hizo una pausa -
Sé que merecéis saber los nombres de los responsables pero lo único que sabemos con seguridad es que la Federación es la causante. El motivo ha sido el de siempre: el ansia de poder, de tierras y de recursos. Pero vosotros sabéis bien de lo que hablo. El pueblo de Isinor ha conocido más sufrimiento que la mayoría, vuestra historia está repleta de la sangre de los vuestros. “Sacrificios” los llama la gente que ansía el poder o... más burdamente “daños colaterales”. Pero para todos nosotros son pérdidas; mentes y almas irreemplazables que enriquecen e iluminan esta gran oscuridad en la que nos atrevemos habitar. Los actos de cobardía orquestados por la Federación sólo pueden catalogarse de masacre. Aniquilan a inocentes, destruyen mercados y granjas y llenan nuestros hogares de gente sin escrúpulos que vive a costa de la miseria de los honrados.
Hasta hoy habíamos sido cautos, nuestro armamento siempre había sido para la defensa, jamás para el ataque. Pero si queremos construir ese hogar con el que soñamos no nos están dejando otra opción más que la de luchar por lo que nos hemos ganado con el sudor y la sangre de nuestra gente
- ¡Estamos hartos de ellos! – Aken calló un momento ante las expresiones de indignación y los murmullos de aprobación de los oyentes -
- Nuestro objetivo sigue siendo el de siempre: -continuó - crear un lugar donde vivir. Un lugar donde lo único obligatorio sea el respeto hacia las personas y la libertad de credo – el murmullo comienza a alzarse y algunas de las personas se ponen en pie – Un lugar donde cada persona pueda decidir sin miedo qué rumbo tomar.
¡Ese siempre ha sido nuestro sueño! ¡Lo acontecido aquí en estos últimos días no ha hecho más que afianzar aún más ese deseo!
Desde aquí hacemos un llamamiento a todos los pilotos independientes así sean comerciantes, mineros, exploradores o combatientes, porque todos tienen un importante papel que cumplir en esta pequeña zona de la galaxia independiente que llamamos hogar.
¡¿Quien está dispuesto a unirse a nosotros y luchar por ello?!
Centenares de personas ya se encontraban en pie con una expresión resuelta mientras el resto de sus compañeros Corsarios daban un paso al frente.
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* Nauto es un ser fantástico que deriva de la antigüa leyenda de Papá Nöel. Según la religión de Isinor se trata de un espíritu benévolo y paternal que se extiende y ramifica entre las estrellas los días de Irdin. Se le considera un guía, protector y mensajero y deja regalos a los niños. A veces son juguetes, otras son consejos, acertijos, mensajes de seres queridos, palabras de consuelo o de ánimo escritos en las paredes de las casas, o materiales que ayudan a los niños a seguir por un camino de vida que crean tener claro.
Se oculta muy bien, pero si prestas atención a veces su silueta puede verse descendiendo en silencio desde el vacío y las diminutas estrellas del cielo exterior.
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