Si me permite usted, cuando tengo un enfrentamiento de ese tipo, suelo emplear una técnica que ni le hará sufrir a usted ni a su nave. Puede que no sea el más elegante y decoroso, pero ahí lo dejo:
1º - Abro comunicaciones y le digo que me interesa unirme a su bando.
2º - Le pido que, para confirmar mi alianza, me invite a su nave como tripulante.
3º - Una vez a los mandos, activo el proceso de autodestrucción.
4º - Salgo pitando hasta una cápsula de escape y abandono la nave.
5º - Boom.